Nuestra experiencia
El 19 de Septiembre de 2015 comenzó todo, y dos días después partimos hacia lo que sin duda fue el mejor viaje de nuestra vida. Éramos "honeymooners" en la otra parte del globo terráqueo, a nada menos que a 12 horas de diferencia.
Tras pasar dos noches de avión y otras tantas en algún que otro transporte, llegamos a nuestro destino: POLINESIA.
Tras pasar dos noches de avión y otras tantas en algún que otro transporte, llegamos a nuestro destino: POLINESIA.
El cansancio desapareció de repente, estaba amaneciendo. Nos encontrábamos en Tahití, cuya capital del archipiélago de las Islas Sociedad, es Papeete. Considerada el centro neurálgico, es la más comercial y abierta al exterior, lo que conlleva su deterioro.
Allí pasaríamos los dos últimos días de nuestro viaje. Destacamos las tardes frente al mar, en un parque precioso donde varias roulottes comenzaban a desplegar una amplia oferta de comida (pizza, sandwich, riquísimos crêpes, carne a la brasa, pescado,...) a buen precio.
En todas las islas, el ambiente era húmedo y cálido con fragancia a orquídeas, coco y flores de Tiaré. Era la primera vez que sentía su olor, era tan sutil y a la vez tan intenso...
Sus notas de jazmín le aportan su preciada sensualidad, siendo una de las razones por la que es utilizada en el lenguaje amoroso tahitiano.
Fue una experiencia completamente nueva para mi olfato, tan diferente a lo que en otros viajes había percibido.
El traslado a la primera isla, Moorea fue en un vuelo interior. Pude completar mi experiencia sensorial al tenerla en mis manos, gracias al collar de flores que nos hicieron entrega. Era una combinación de flores blancas con otras más amarillas. Observé que prontamente se desvanecían y perdían su compostura, pero no ocurría lo mismo con su aroma. Durante la estancia conservamos los collares en la habitación del hotel y pudimos comprobar que pasados los días perduraba su fragancia.
Durante una de las excursiones nos explicaron el uso de esta flor para la obtención de un aceite perfumado, a través de su maceración en el aceite de nuez de coco (aceite de copra). Se trata del famoso MONOÏ de Tahití, del que hablaremos en exclusiva en una de nuestras entradas.
Contemplamos y caminamos por sus plantaciones de piñas donde comprobamos el cuidado que conceden a la preservación de la naturaleza. Algo que nos llamó mucho la atención es cómo los animales se muestran sin huir del hombre e incluso interaccionan con él. Pudimos experimentarlo a través de diferentes inmersiones con delfines, tortugas, ballenas, mantas rayas y tiburones. Relacionado con lo anterior, Moorea debe preservar su medio más preciado, el mar donde tiene una importante área de arrecifes coralinos.
Desde el primer momento, el contacto con la población autóctona se caracterizó por su amabilidad y dulzura. Durante una de las excursiones nos explicaron el uso de esta flor para la obtención de un aceite perfumado, a través de su maceración en el aceite de nuez de coco (aceite de copra). Se trata del famoso MONOÏ de Tahití, del que hablaremos en exclusiva en una de nuestras entradas.
Además pudimos subir hasta su montaña más alta "el Belvedere" donde nos ofrecieron comer coco. Sin duda el más jugoso, tierno y rico de todos los que hasta ahora habíamos probado. También nos mostraron el cultivo de la auténtica vainilla, tan cotizada en repostería. Probamos muchas frutas exóticas, entre otras, "el Noni" conocido por sus múltiples propiedades, concretamente su utilización para la prevención del cáncer.
Por último, visitamos la isla de Bora Bora la más nombrada y conocida de todas.
El traslado al hotel se hizo en lancha motora desde el aeropuerto, el cual está situado en el motu que se muestra en la siguiente foto.
Visitamos el "Lagoonarium" durante un día completo, haciendo snorkel rodeados de peces de colores y viendo increíbles corales pero también topándonos con barracudas sobre la superficie, morenas que salían de sus guaridas, tiburones y mantas rayas. Fue una experiencia increíble. Además, mereció la pena quedarse a la hora de comer, después de marcharse todo el mundo. Nos prepararon carne a la brasa con guarnición de arroz y verdura. Estaba exquisito! Estábamos solos y por un precio, a penas, mayor.
Allí, uno de los guías tahitianos nos mostró las diversas formas de vestirse con un
PAREO ARTESANAL, de una manera especialmente divertida...
PAREO ARTESANAL, de una manera especialmente divertida...
Por tan grato recuerdo, queremos buscar ese aroma en las islas del Pacífico que podamos visitar, a lo largo de nuestra vida. De tal manera, os mostraremos diferentes lugares en busca de esta característica flor como es la Tiaré y lo que ésta significa tanto para nosotros como para la Polinesia Francesa, puesto que es su emblema nacional.
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